miércoles, 1 de junio de 2022

Crónica del Aula sobre persona y personalismo

 Este año, el Aula de fe y cultura (reflexión y convivencia), lo trasladamos a Cabezuela del Valle, a la casa de  espiritualidad San José, de las hermanas Josefinas, que sea dicho, nos atendieron con exquisita atención y amabilidad, como corresponde a su vocación de acogida. La casa, para quien no la conozca, está adosada a una pendiente que cae sobre una garganta siempre verde, siempre llena del rumor de pájaros y de aguas que descienden hacia el valle, de colores frescos que cambian su luz con el ritmo de las horas y el azar de las nubes.

 Como otros años llegamos poco antes de la cena, -era el viernes 13 de mayo, día de  la Virgen de Fátima-; nos saludamos, nos instalamos y nos encontramos en la cena. Después tuvimos un rato en el que nos presentamos brevemente. Y luego, Xose Manuel Domínguez, cuya cordialidad y cercanía nos sorprendió desde el principio, nos presentó, en unos pocos minutos, su pasión por el tema que iba a desarrollar en los próximos días: la sorpresa, el valor único de "ser persona"... Ya nos asombró, así de entrada, con sus juegos de mentalismo, metáforas como él dice, de la realidad que se oculta tras lo aparente, del fondo inabarcable que guarda el cuerpo que somos, el misterio inabarcable de la persona... que no es cosa.

 A las 8.15 del sábado, don José Gil ofició la misa para los madrugadores. Me decía luego que le sorprendió la asistencia y que le alegró el espíritu que se respiraba. Desayuno, y a las 10 nuestro ínclito ponente (doctor en Filosofía, director del Instituto da Familia de Ourense y del Centro de Acompañamiento Familiar Edith Stein. Director del Máster en Acompañamiento y coaching familiar y matrimonial del Instituto da Familia, etc, etc...) nos presentó a lo largo de la mañana las líneas fundamentales del personalismo, una corriente filosófica basada en la dignidad inalienable de la persona, que desde su interioridad, desde su vocación, proyecta su compromiso trasformador en la comunidad.... Expuso con claridad las líneas generales del personalismo (crítico con al marxismo y con el neoliberalismo capitalista) como la alternativa cristiana (también judía en autores como Levinas), a la alienación, la injusticia y la desigualdad del mundo en que vivimos... Como metáfora, nos decía, intercalaba en su discurso su maestría con la guitarra de 10 cuerdas (de hecho fue durante muchos años concertista) en fragmentos de clásicos, de jazz, de bossa nova... usaba la guitarra para explicar la relación de la persona con la comunidad, del sonido limpio de una cuerda con el arpegio... genial. Simplemente.

Por la tarde hicimos, hasta las 7, talleres de autodefinición, de autovaloración que nos resultaron muy sugerentes... Acostumbramos a criticarnos, pero pocas veces enumeramos nuestras cualidades, destrezas o logros, nos decía Xose Manuel...  Luego nos desplazamos en coche hasta Navaconcejo, donde empieza el camino de la Cascada de la Nogaleda. Cada uno, desde aquí, según sus deseos y capacidades, ascendió por esos escalones de piedra que van acompañando la maravilla del agua que se despeña dese más de 200 metros, con su sinfonía atropellada de voces, olores y colores que te empujan a seguir subiendo...

 Después de la cena una breve charla apuntó el tema que abordaríamos a la mañana siguiente: las diversas corrientes que une el personalismo. Otra vez sorpresas de las habilidades mentalistas de  Xose Manuel, coloquios espontáneos, debates no pensados...

 Al día siguiente, ya el domingo, misa, desayuno y dos horas de revisión de las corrientes personalistas sin faltar a la sencillez y la cordialidad del discurso del ponente, y las sugerencias y aportaciones de la asamblea. Después de un café una reunión final donde cada uno contó, sugirió, preguntó según su deseo. Comimos juntos, felices por la conciencia del tesoro compartido en estos días, despedimos al ponente que viajaba de vuelta a Orense, y entre sonrisas, abrazos e intercambio de correos y teléfonos nos fuimos disolviendo en una tarde amablemente nublada de un día de mayo en el espectáculo emocionante del Valle del Jerte.

 Javier García Aparicio